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UBICACIÓN
GEOGRÁFICA |
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Aconcagua:
la cumbre más alta de América, se haya emplazada en
la República Argentina, Provincia de Mendoza, Departamento
de Las Heras. No constituye límite internacional de
acuerdo al sistema "Divertium Acquarium",
ya que sus aguas corren íntegramente hacia territorio
argentino.
Lo circundan por el oeste y suroeste la Quebrada y el
Valle de Los Horcones, que sirven de lecho al río del
mismo nombre; por el lado sur la Quebrada de Horcones
inferior; por el norte y el este el Valle de Las Vacas,
corriendo por el río homónimo; sobre el faldeo del este
nace el arroyo de los relinchos que va a engrosar las
aguas de río Vacas.
El monte Aconcagua no es un volcán, es un ancho pedestal
de sedimentos marinos, cubiertos por una masa volcánica
andesítica que forma parte de su cumbre; es un elevado
macizo que culmina en dos cumbres, norte y sur, siendo
la más elevada la primera de ellas.
Se encuentra aproximadamente entre los 70° de longitud
oeste y los 32° 40’ de latitud sur, en su totalidad
de territorio argentino. Sobre su altura exacta existe
alguna controversia dada por la diversidad de sistemas
de medición y los márgenes de error de los mismos.
De acuerdo a las mediciones de la Comisión Geodésica
de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad
de Buenos Aires es de 6.959 mts., con un error de 1
mt. En los alrededores se encuentra una gran cantidad
de cumbres que superan los 5.000 metros, en los cuales
es posible aplicar toda clase de técnicas, de la ascensión
simple hasta la escalada de roca y hielo.
En el Valle de Horcones, en mérito a sus dificultades,
tenemos en primer lugar el Cerro Cuerno de 5.462mts.
cubierto casi completamente de hielos eternos; luego
tenemos la Tolosa de 5.430 mts.; Catedral de 5.535 mts.;
De los Dedos de 5.018 mts.; México de 5.083 mts. Y Almacenes
de 4.510 metros. En el Valle de Vacas, se encuentran
el de Santa María de 5.100 mts.; el Cúpula de 5.250
mts. Y otros muchos que sería largo enumerar.
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GEOLOGIA
– OROGRAFIA – CLIMATOLOGIA |
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Hay que distinguir entre plegamientos
y levantamientos de la Cordillera de Los Andes. Todo
el plegamiento andino se hizo durante el cretáceo
medio, pero sólo parte de su levantamiento siguió
durante el tercio con la de una penillanura, que posteriormente
fue levantada a 3.000 metros de los Andes Centrales.
El hundimiento del Valle Central
ocurrió durante el plioceno superior, antes de las
grandes glaciaciones y parece continuar aún. En realidad,
tanto el levantamiento de los Andes como el hundimiento
del Valle Central se han hecho lentamente (incluso
a escala geológica) y posiblemente en numerosas fases.
Como la mayor parte de los Andes Centrales, este nudo
está constituido por lavas ácidas: porfiritas de granos
visibles, pero sin fenocristales. Se las atribuye
al cretáceo, pues más al este (en el Polleras y el
Alto Yeso) están entreveradas las capas calizas muy
ricas en fósiles del cretáceo inferior.La potencia
de estas capas de porfirita es de más de 3.000 metros
y su estratificación horizontal, salvo en la parte
sureste, en donde caen hacia el este para pasar a
ser verticales en el Cerro Tronco.
Durante el jurásico, aparecieron
capas de lavas volcánicas muy espesas: Porfiritas
en los Andes Centrales, pórfidos, cuarcíferos en la
Patagonia. Del cretáceo se encuentra hoy en la Pampa
Patagónica sedimentos continentales(esquistos), alternando
con marinos(calizas y arenizcas). En los Andes Centrales,
siguen durante el cretáceo inferior las efusiones
de porfirita con algunos depósitos de caliza fosilífera(
aveces transformada posteriormente en yeso) y areniscas.
Durante el cretáceo medio(senonense) se depositan
los conglomerados marinos de Quiriquina en algunos
puntos de la costa.
En el tercio inferior(eoceno)
es continental, per en el tercio medio(oligoceno)
hubo una gran invasión marina. Durante el final del
mioceno y el plioceno inferior suceden las grandes
efusiones, de andesitas, traquistas y basaltos, tanto
en el cordón fronterizo central como en todas las
mesetas patagónicas al este de la Cordillera. El nudo
del Nevado Juncal (Frontera Argentino – Chilena) corresponde
esencialmente a una alta meseta rectangular de 21
x 8 kilómetros, alargada en sentido noreste suroeste,
de altura que oscila entre 3.600 y 4.600 metros, con
dos baluartes en sus extremidades: el Nevado Juncal
al noroeste y el grupo del Cerro de Plomo al suroeste.
Esta alta meseta está casi enteramente cubierta por
cinco grandes ventisqueros. El Glaciar Escondido,
los tres Glaciares Olivares y el Glaciar Juncal Sur.
El primero fluye hacia el norte y los otros cuatro
hacia el sur.
El clima de los Andes, en general,
está determinado por varios factores; las corrientes
marinas de Humboldt y Patagónica, los vientos y orografía.
Las corrientes de Humboldt (fría) y Patagónica (templada)
bañan a las costas norte y sur de Chile respectivamente.
Resulta así que el clima de los Andes Centrales lo
determina los vientos y su orografía, y dado que el
viento predominante es el suroeste seco, durante el
verano no hay precipitaciones y ni siquiera nubes.
Las precipitaciones siempre son en forma de nieve
en las grandes alturas y la lluvia es casi desconocida.
Los días de sol, entre las 10 y las 14 horas, la temperatura
del aire, en la proximidad del suelo, sube fuertemente.
Encima de una llanura, se producían celdas de convección
verticales. En la cordillera, la ascensión del aire
se hace a lo largo de los valles y de las faldas de
los cerros, que actúan como verdaderas chimeneas.
La presión en las cumbres baja considerablemente.
Esta brisa (del Valle) provoca, por la tarde, la formación
de cúmulos. De enero a abril el aire es tan seco en
los Andes que, a pesar de existir la brisa del valle,
los cúmulos no llegan a producirse. De noche ocurre
lo contrario y una brisa fría sopla desde la Cordillera
sobre el Valle Central.
Hacia los 35° latitud sur,
se determinan las altas cumbres y la zona en que,
salvo raras y breves tormentas, el verano es totalmente
seco. Esta parte de la Cordillera Andina se caracteriza
por tres fenómenos:
1°- La omnipresencia de campos de penitentes por encima
de los 4.000 ó 5.000 metros, debido a la estación
seca prolongada.
2°- El poco desarrollo de los neveros. Los glaciares
se alimentan exclusivamente por recongelación y no
por compresión de la nieve.
3°- La abundancia de los glaciares subterráneos cubiertos
por material de acarreos.
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HISTORIA |
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A ambos lados del coloso
de América vivieron en la remota antigüedad
los araucanos y los aymaras. Más tarde los Incas,
procedentes del lejano Cuzco, invadieron estas
regiones llevando consigo su cultura y la dulzura
de su lengua; el quichua. No hay datos, sin
embargo, de sus correrías por la alta cordillera
y la montaña quedó, al parecer, aislada de leyendas
por la altura de sus pasos y la desolada inmensidad
de las altas cumbres batidas por vientos glaciares.
Por extensión esta
región es conocida también como los Andes Cuyanos.
Esto era al menos lo más difundido, pero a principios
de 1985 y en una zona poco transitada por montañeros
fue descubierta una momia incaica. El cuerpo,
al parecer de un joven, fue sacrificado en el
lugar (5.000mts.) y junto a él se encontraron
ofrendas tales como plumas, estatuillas, etc.
Aún después de más de 300 años de dominio español,
habremos de llegar al siglo XIX para entrar
en la verdadera historia alpinística de la montaña:
en el año 1817 el General Don José de San Martín,
"el primer montañés de América" atravesó
los altos pasos fronterizos entre la Argentina
y Chile por la región de los gigantes andinos:
Aconcagua, Mercedario y Tupungato. Al norte
y sur respectivamente del primero, paso un numeroso
ejército de más de 5.300 hombres, con 9.280
mulas y 1.600 caballos, por collados a más de
4.000 metros de altura y cayó inesperadamente
sobre Chile, liberando al país de la dominación
española.
La sorpresa de
una ruta insospechada en una estrategia clásica,
decidió el éxito de San Martín y el final de
una largo dominio español en esta región de
los Andes Centrales.
En 1835, el barco
científico de Darwin recaló en el Puerto de
Valparaíso. Este fue uno de los primeros hombres
de ciencia en facilitar datos sobre la montaña.
Con Darwin, el francés Pierre - Joserph Pississ
y el citado General San Martín, se brindaron
los primeros estudios y datos científicos sobre
el Aconcagua y su entorno, en la primera mitad
del pasado siglo.
En 1833, el alemán
Paul Gussfeldt, en condiciones de equipo extremadamente
difíciles y prácticamente a la descubierta de
itinerarios, inicia brillantemente la historia
de la Conquista de esta montaña, dentro de la
precariedad de los medios de una andinismo incipiente.
Con datos imprecisos de situación de la cumbre
en la cartografía de la época, parte en febrero
de Chile y logra alcanzar la altura de 6.560
metros. Su notable aventura, a tan solo 500
metros de la cumbre abre el camino a futuras
expediciones.
En 1896, la expedición
dirigida por el científico y alpinista inglés
Edward Fitz Gerald, busca una ruta distinta
a la de Gussfeldt: ha llegado por la ruta Argentina
y ha entrado inicialmente por el Valle de las
Vacas, buscando el pie de la montaña, desde
Puente del Inca y Valle de los Horcones. Descubre
la ruta que después será normal.
Al siguiente año,
en enero de 1897, durante la segunda expedición
de Fitz Gerald, el guía suizo que le acompañara
también en el intento anterior, Mathías Zurbriggen,
el día 14 asciende en solitaria, por primera
vez en la historia del Aconcagua. Cuatro semanas
más tarde en compañía de Stuart Vines y Nicolás
Lanti, vuelve a vencerlo por segunda vez.
El primer argentino
en llegar a la cima fue el Teniente Nicolás
Platamura, formando parte de una expedición
italiana, este logro se llevo a cabo el 8 de
marzo de 1934. Después de estas primeras ascensiones
y hasta el año 1946, la montaña es coronada
una veintena de veces por expediciones de distintas
nacionalidades, de ellas la primera argentina
corresponde al año 1942 y está totalmente compuesta
por militares.
En 1949, se realiza
la primera ascensión femenina por Adriana Bance
de Link. En 1944, un grupo de tres andinistas
chilenos dan la primera para su país. En 1934,
se abre la primera ruta totalmente inédita desde
la normal. Una expedición polaca, además de
ascender por primera vez el Mercedario (6.800
mts.) (al norte del Aconcagua y en la Provincia
Argentina de San Juan), explora el macizo hasta
entonces poco conocido del Cordón de la Ramada,
y entran al pie del Aconcagua por la Quebrada
de Relinchos y por cara al este, abren una nueva
ruta a la gran montaña, la cual a partir de
ese momento recibe el nombre de "Glaciar
de los Polacos". Los integrantes de este
grupo fueron Konstanty Narkiewicz - Jodko, Adam
Karpinski, Jan K. Dorwaski, Stefan Daszynski,
Stefan Osiecki y Víctor Ostrowski.
En 1953, Federico
Marmillod, su esposa Dorly y los mendocinos
Fernando Grajales y Teniente Francisco Gerónimo
Ibanez trazan otra vía, el filo sud-oeste ,
la que estuvo invicta hasta 1978.
No se detiene la
exploración del Aconcagua, quedando al fin la
fabulosa pared Sur. Esta pared tiene 3.000 metros
de desnivel y es toda escalada en grados superiores,
en roca y hielo, de dificultad extrema y con
aplicación de escalada artificial por encima
de los 6.000 metros.
Cuando en 1954,
el 25 de febrero los franceses Pierre Lesueur,
Adrien Dagory, Edmund Denis, Lucien Berardini,
Guy Poulet, al mando de René Ferlet abrieron
la vía del espolón central que lleva directamente
a la cumbre, se conceptuó como mayor hazaña
del montañismo técnico. En 1984, la francesa
Marie Bouchard se convierte en la primera mujer
que vence la pared. Con anterioridad, en enero
de 1982, un grupo de yugoslavos dirigidos por
Zarko Trusnovec, haciendo gala de un alto espíritu
deportivo y una fina técnica, realiza la "directisima"
de la cumbre sur (sur-sur).
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ACCESOS Y TRANSPORTES |
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Tomando como punto de
partida la Ciudad de Mendoza, a la cual se puede
llegar mediante ferrocarril, carretera o avión.
Es acá donde comienzan los pormenores de la
organización de una expedición al Techo de América.
Se accede a Puente de Inca a través de la carretera
internacional que une a la Argentina con Chile;
se encuentra pavimentada en su totalidad, existiendo
servicio regular de ómnibus.
La distancia desde
Mendoza a Puente del Inca es de 175 kms. Desde
Puente del Inca o Punta de Vacas, hasta los
campamentos bases (Plaza de Mulas, Plaza Francia
o Plaza Argentina) puede llegarse únicamente
a pie o en mulas. Para seguridad en el transporte
de los equipos hasta y desde los campos bases,
se recomienda el uso de bolsas de Nylon (Sacos
de trekking) con cierre a candado. A los efectos
de ahorrar tiempo, se recomienda la contratación
de alguna de las empresas dedicadas a la organización
general de las expediciones.
Existen prestadores
de Servicios que brindan servicios tales como:
transportes, reserva de alojamiento en Mendoza
y Puente del Inca, ayuda en la obtención de
permisos, transporte de los equipos con mulares
propios, servicio de cocina en el campo base
con traductor y enlace radioeléctrico permanente,
carpas comedor, bancos, mesas, etc. Alquiler
de carpas de base y altura, colchones, calentadores,
cartuchos de butano, compra y provisión de comida
fresca y envasada, además de asesoramiento técnico.
Dado que durante la temporada de ascensiones
existe una gran cantidad de expediciones y la
capacidad de los servicios es limitada, se recomienda
hacer las reservas con suficiente anticipación.
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PREPARACION
FISICA |
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Para
los deportistas que vengan del llano o de lugares
de poca altura, es aconsejable una estadía de
2 ó 3 días en Puente del Inca. Durante la permanencia
en esta zona se pueden efectuar caminatas y ascensiones
en cerros adyacentes, medidas que contribuyen
a un mejor aclimatamiento. Otra actitud muy aconsejable
sería disponer el envío de la carga mayor por
medio del mulares hasta el campamento base y luego
los integrantes efectuar el trayecto a pie.
A marcha moderada requiere una caminata que puede
efectuarse cómodamente en dos jornadas: la primera
hasta Confluencia(Horcones Inferior) y la segunda
hasta Plaza de Mulas. Se recomienda efectuar las
reservas de animales con la debida anticipación.
Ya instalado el Campamento Base, se procederá
a efectuar prácticas de aclimatación y visitas
a los glaciares de los Horcones Superior y caminatas
por los alrededores. Según las condiciones físicas
se puede intentar las ascensión del cerro Catedral
o Cuerno; en su defecto se puede trasladar la
carga a los campamentos de altura y regresar a
Plaza de Mulas. Esta práctica de ascender y bajar
a menor altura beneficia notablemente la aclimatación.
Según Informes científicos, el período de aclimatación
varia según las personas, los jóvenes se aclimatan
peor; la mejor edad esta entre los 30 y 40 ó 45
años. El equilibrio nervioso es muy importante
en la aclimatación.
Otro problema a considerar es el del descenso.
Si se duerme mal se recupera mal. Hay que administrar
somníferos muy suaves. Si la aclimatación es un
fenómeno corrector de los elementos puestos a
prueba y siempre compatibles con la vida, la adaptación
es una dura disciplina del organismo que busca
hasta compensar los límites de lo posible, los
elementos incompatibles con la vida: la rarefacción
del aire, la disminución de la presión atmosférica,
el frío, la sequedad, la alcalosis, etc.
A alturas superiores a los 6.500 mts. (zona de
aclimatación máxima), el individuo vive sólo de
sus reservas de donde la necesidad de interrumpir
la estancia en las altas cotas descendiendo a
los puntos donde pueda recuperarse. De esta forma,
con el vaivén frecuente, podrá conseguirse la
aclimatación y determinar el tiempo de máxima
permanencia en aquella altura sin que aparezcan
los fenómenos de deterioro, grave señal de alarma.
El "mal de montaña" suele manifestarse
a través de los siguientes síntomas:
- Malestar agudo con cefaleas, náuseas, vómitos,
decaimiento y sensación de enfermedad.
- Edema cerebral con cefalea intensa, marcha
insegura, trastornos mentales y visuales,
náuseas, coma, etc.
- Edema pulmonar manifestado a través de
dificultades respiratorias, cianosis, taquicardia,
tos, intranquilidad, etc.
Estos signos y síntomas se superponen de modo
tal que suelen presentarse combinados. Son etapas
de un mismo proceso y poseen un denominador común:
la disminución del oxígeno en el aire. Todas estas
manifestaciones pueden ser prevenidas y superadas
mediante una adecuada aclimatación. El conocimiento
de los signos y síntomas del mal de alturas, permitirá
al deportista prevenir severos trastornos, incluso
la muerte, que puede sobrevenir en un lapso muy
breve. Los pacientes que descienden rápidamente
a alturas menores, logran por lo general una buena
recuperación, lo que no ocurre con los que no
lo hacen a tiempo. La conducta recomendada en
tales casos es la de descender a menor altura
al advertirse el mínimo síntoma de enfermedad.
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